La inteligencia emocional

La inteligencia emocional es un libro de Daniel Goleman. El libro empieza analizando que en la actualidad nos falta: empatía por los demás, autodominio, persistencia, y capacidad de automotivación. Las fuerzas de la evolución han moldeado nuestras emociones en un millón de años. Los últimos 10 000 años la civilización humana ha pasado de de 5 millones a 5 mil millones,  pero nuestras emociones no han cambiado mucho. Con frecuencia reaccionamos en la actualidad con un repertorio emocional típico del pleistoceno,  donde una furia era vital para la supervivencia pero el hecho tener armas y tecnología a la mano que puede destruir la vida en un instante es algo desastroso.
La pregunta es ¿Cómo podemos poner inteligencia a nuestras emociones?
Nuestras emociones nos guían cuando se trata de enfrentar momentos difíciles y tareas demasiado importantes como para dejarlas al intelecto.
Mientras nuestras emociones nos han guiado en la evolución a largo plazo el avance de la tecnología y la ciencia han surgido con tanta rapidez que la lenta marcha de la evolución no puede mantener el mismo ritmo.

Las primeras leyes y declaraciones de la ética: Código de Hammurabi, Los 10 Mandamientos de los Hebreos, etc, son intentos por DOMESTICAR la vida emocional. En la vida social las pasiones aplastan a la razón una y otra vez. Basta ver solo algunos titulares de los noticieros: Hombre mata, mujeres se pelean...etc.
Desde el punto biológico aquello con lo que nacemos es lo que funcionó mejor en las últimas 50000 generaciones humanas, no en las 500 últimas y sin duda no en las 5 últimas.
Las emociones son impulsos para actuar, es decir planes instantáneos para enfrentarnos a la vida que la evolución nos ha inculcado.
Investigadores descubren detalles fisiológicos acerca de cómo cada emoción prepara al organismo para una clase distinta de respuesta.
El hecho de que el cerebro pensante surgiera del emocional es muy revelador con respecto a la relación existente entre pensamiento y sentimiento, el cerebro emocional existió mucho tiempo atrás que el racional.
La raíz mas primitiva de nuestra vida emocional es el sentido del olfato. Cada entidad viviente tiene una sintonía molecular definida que puede ser transportada en el viento. EL olor es el sentido supremo para la supervivencia. Pues para sobrevivir el humano debía diferenciar con el olor que alimentos comer y cuales eran venenosos, si alguien es amigo o enemigo, etc.
En los seres humanos, la admígdala es un racimo en forma de almendra, existen 2 admígdalas una a cada costado del cerebro, ésta puede ejercer control sobre lo que hacemos  (es especialista en asuntos emocionales) incluso mientras el cerebro pensante, la neocorteza, está intentando tomar una decisión.
El interjuego entre la admígdala y la necorteza están en el núcleo de la inteligencia emocional.
Son misteriosos los momentos de apasionamiento de los cuales una vez pasada la tormenta nos arrepentimos.
¿Porqué nos volvemos irracionales con tanta facilidad?
En situaciones conflictivas la admígdala explora la experiencia en busca de problemas, es un centinela psicológico que desafía cada situación: ¿Esto es algo que detesto? ¿Algo que me hace daño? ¿Algo a lo que temo? Si es así la admígdala reacciona instantáneamente dando mensajes de crisis a todas las partes del cerebro.
Cuando suena una alarma de temor, por ejemplo, ésta envía mensajes urgentes a cada parte importante del cerebro, provoca la secreción de las hormonas que facilitan la reacción de ataque-fuga, moviliza los centros del movimiento y activa el sistema cardiovascular, los músculos y los intestinos.
La extensa red de conexiones nerviosas de la admígdala le permite durante una emergencia emocional, atraer y dirigir gran parte del resto del cerebro incluida la mente racional.
Según Le Doux la arquitectura del cerebro concede a la admígdala una posición privilegiada como centinela emocional, capaz de asaltar al cerebro. Demostró que las señales sensoriales del ojo y el oído viajan primero del cerebro al tálamo y luego a la amígdala; una segunda señal del tálamo se dirige a la neocorteza, el cerebro pensante.
Esta bifurcación permite a la admígdala empezar a responder antes que la neocorteza. Este descubrimiento echa por tierra la noción de que la admígdala debe depender totalmente de las señales de la neocorteza para formular sus reacciones emocionales.
La amígdala puede desencadenar una respuesta emocional antes de que los centros corticales hayan comprendido perfectamente lo que está ocurriendo.
Anatómicamente el sistema emocional puede actuar con independencia de la neocorteza. Algunas reacciones emocionales y memorias pueden formarse sin la menor participación consciente y cognitiva.
La amígdala puede albergar recuerdos y repertorios de respuestas que efectuamos sin saber exactamente porqué, lo hacemos porque el atajo desde el tálamo hasta la amígdala evita completamente la neocorteza. Este desvío parece permitir que la amígdala sea un depósito de impresiones y recuerdos emocionales de los que nunca fuimos plenamente conscientes.
Según Le Doux las interacciones de los primeros años de la vida proporcionan un conjunto de reacciones emocionales basadas en la adaptación y en las dificultades de los contactos entre el niño y las personas que se ocupan de él.
Los estallidos emocionales datan de una época temprana de nuestra vida cuando las cosas eran desconcertantes y aún no teníamos palabras para comprender los acontecimientos.
En el libro hablan sobre el CI (Coeficiente Intelectual), dice que éste no puede predecir de manera infalible quien tendrá éxito en la vida (contribuye al éxito solo en un 20%).
La inteligencia emocional constituye las habilidades como ser capaz de motivarse, persistir frente a las decepciones, controlar los impulsos, demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los transtornos disminuyan la capacidad de pensar, mostrar empatía y abrigar esperanzas.
La vida emocional es un ámbito tal como la lectura o la matemática y las escuelas deberían de ocuparse de desarrollar una adecuada inteligencia emocional en los niños. Según Gardner hay 7 variedades de inteligencia y da una guía clara de cuales son las esferas en que los niños se interesarán espontáneamente.
La mayor parte de lo que hacemos en nuestro tiempo libre es un intento por dominar nuestro estados de ánimo y hacernos sentir mejor.
La ira es un estado de ánimo que la gente peor domina.Cuanto mas tiempo reflexionamos sobre lo que nos ha enfurecido, mas buenas razones tenemos para estar furiosos. La estrategia para calmarnos es quedarnos a solas y distraernos o hacer ejercicio.
Las personas que tienen esperanza son capaces de motivarse, alcanzar sus objetivos, alcanzar sus metas o modificarlas si son imposibles. Las personas que abrigan esperanzas muestran menos depresión que las demás ya que actúan para alcanzar sus objetivos, son menos ansiosas en general y tienen menos dificultades emocionales.
Seligman define el optimismo en función de la forma en que la gente se explica a sí misma sus éxitos y sus fracasos.
LAS PERSONAS OPTIMISTAS CONSIDERAN QUE EL FRACASO SE DEBE A ALGO QUE PUEDE SER MODIFICADO DE MANERA TAL QUE LOGREN EL ÉXITO EN LA SIGUIENTE OPORTUNIDAD.
Los optimistas piensan que el fracaso puede ser modificado de modo que la próxima vez tengan éxito, en cambio los pesimistas creen que el fracaso se debe a algo que son incapaces de cambiar.
En respuesta a una decepción como la de ser rechazado para un trabajo, los optimistas suelen reaccionar activa y esperanzadoramente formulando un plan de acción, buscando ayuda y consejo, considerando el contratiempo como algo que tiene remedios.
Los pesimistas reaccionan ante estos contratiempos suponiendo que no pueden hacer nada para que las cosas salgan mejor y por lo tanto no pueden hacer nada respecto al problema, consideran que el contratiempo se debe a alguna deficiencia personal que SIEMPRE LOS AFECTARÁ.
Lo que uno necesita saber con respecto a alguien es si seguirá adelante cuando las cosas resulten frustrantes.
El logro real reside no solo en el talento sino también en la capacidad para soportar la derrota.
Ser capaz de entrar en el así llamado FLUJO es punto óptimo de la inteligencia emocional.
En el estado de flujo la gente parece concentrarse mejor cuando las exigencias son un poco mayores de lo habitual, si se le exige demasiado poco la gente se aburre y se le dan muchas cosas se vuelve ansiosa. Los alumnos que alcanzan un estado de flujo mientras estudian se desempeñan mejor al margen del potencial que indiquen los tests. El aburrimiento en la escuela hace que los chicos peleen y alboroten, pero uno aprende de manera óptima cuando tiene algo que le interesa y obtiene placer ocupándose de ello.
Este es un semáforo de control de los Impulsos:
Luz Roja: 1.- Detente , cálmate y piensa antes de actuar.
Luz Amarilla: 2.- Cuenta el problema y dí como te sientes
                      3.- Proponte un objetivo positivo
                      4.- Piensa en una cantidad de soluciones
                       5.- Piensa en las consecuencias posteriores
Luz Verde:     6.- Adelante y pon en práctica el mejor plan.

Es correcto sentir cualquier sentimiento pero algunas reacciones están bien y otras no.

Este es un libro que se escribió frente a la creciente violencia que vive los Estados Unidos y en el mundo entero debido a que cada día hay mucha delincuencia creada por jóvenes y niños que no tienen la adecuada inteligencia emocional debido a que muchos se encuentran solos por que sus padres trabajan muchas horas y no les dedican el tiempo suficiente para poder supervisarlos, es un llamado a la reflexión para crear mas conciencia sobre la vida emocional de los niños que son el futuro del mundo.
Y si has leído hasta aquí te doy las gracias.

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